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Literatura. Jorge Manrique (página 2)



Partes: 1, 2

El hecho de actuar como consejeros condujo a los
vasallos a exigir que se obtuviera su beneplácito en las
decisiones del señor que les afectaran en cuestiones
militares, alianzas matrimoniales, creación de impuestos o
juicios legales.

El contrato duraba
mientras ambos vivían.

Sociedad

En la edad media, la sociedad era
teocéntrica.

Las escuelas se encontraban en los monasterios. Los
monjes eran quienes se dedicaban a la docencia.

Los monjes copiaban los textos clásicos y
adornaban los manuscritos con hermosas miniaturas. El antiguo
comercio de
libros se
había perdido, y solo existía el intercambio entre
monasterios. Tanto el acceso a la educación, como a
los libros, estaba restringido a la iglesia y la
nobleza.

La Iglesia condenó todas aquellas manifestaciones
artísticas que tuvieran alguna clase de
vínculo con la cultura
pagana. Se produjo entonces un fenómeno paradójico:
en la edad media, el teatro
resurgió paulatinamente, de las celebraciones
litúrgicas. Primero tuvieron representaciones del Antiguo
Testamento y de la Pasión de Cristo dentro de la Misa, y
luego se pasó al atrio.

La escuela hizo el
papel de intermediaria en la salida del teatro a la
calle.

Con la Alta Edad Media y la implantación del
sistema feudal, tuvo lugar un fenómeno calificado de
"ruralización de la cultura", surgió una
aristocracia feudal y cobraron gran importancia las rutas de
peregrinación. Los protagonistas de estas obras eran los
santos y los héroes, sin rastros visibles del tratamiento
sentimental de la emoción amorosa.

El juglar sucede a los cantores de corte de los siglos
VIII IX, es el trasmisor oral de piezas literarias.

Gracias a los juglares, las obras literarias,
anónimas o de autor conocido, llegan al público, al
que en gran parte le estaba vedada su lectura, no
solo a causa del analfabetismo
entonces imperante, sino también por la rareza y el
elevado coste del manuscrito.

El juglar de gesta tenía a su cargo la
recitación e obras muy extensas, por lo que debía
tener una buena memoria y
facilidad de improvisación.

La literatura española
en lengua
castellana, o simplemente, literatura castellana, no
surgió hasta el siglo XII con la obra épica del
Poema del Cid, aunque ya en el siglo XI aparecieron las
jarchas.

Gestas y romances anónimos se transmitieron con
gran fluidez y con las variantes que cada recitador
introducía.

Humanismo

A fines de la Edad Media se produjeron una serie de
cambios económicos, sociales, políticos y
culturales que anuncian la llegada del mundo moderno.

El movimiento humanista comenzó en Italia, donde los
escritores de finales de la edad media Dante, Giovanni Boccaccio
y Francesco de Petrarca contribuyeron en gran medida al
descubrimiento y a la conservación de las obras
clásicas. Los ideales humanistas fueron expresados con
fuerza por otro estudioso italiano, Giovanni Pico della
Mirandola, en su Oración, obra que trata sobre la
dignidad del
ser humano.

El humanismo es
un movimiento intelectual. En él se manifiesta con gran
intensidad la exaltación del hombre, el espíritu
crítico y el racionalismo.
Es además una actitud frente
a la vida.

Los humanistas son burgueses o miembros del alto clero.
Creían en una clase privilegiada del talento y del
intelecto, sintiendo indiferencia y hasta desprecio por las
personas que no se preocupaban por el
conocimiento; por eso fueron una minoría dentro de la
gran masa que se mantuvo al margen.

Tuvieron un interés
apasionado por las manifestaciones literarias, filosóficas
y políticas de la antigüedad. Estudiaron
latín, griego y hebreo.

El pensamiento
humanista influyó en distintos campos del conocimiento,
especialmente en la enseñanza. Los autores antiguos
grecorromanos fueron leídos y explicados en clase. Su
finalidad era despertar el sentido crítico y el gusto por
el conocimiento.

Toda esta corriente de renovación del pensamiento
provocará la revolución
científica y filosófica.

Protegidos por ricos mecenas, los humanistas pudieron
difundir sus ideas gracias a poderosos medios de
difusión y comunicación, como la imprenta, las
universidades y la correspondencia.

Renacimiento

En un sentido amplio, el Renacimiento
significó un cambio en
todos los aspectos de la vida de la sociedad europea. Pero el
término Renacimiento tiene un sentido más
restringido al aspecto cultural de los siglos XV y XVI,
caracterizado principalmente por el renacer de la cultura
grecorromana.

El Renacimiento tuvo su cuna en Italia. La prosperidad
de las ciudades italianas en los siglos XIV y XV originó
la aparición de numerosos nobles que rivalizaron en
rodearse de obras de arte,
convirtiéndose en mecenas de escritores y
artistas.

Por eso es comprensible que el Renacimiento partiese de
Italia.

Pero no solo en Italia había motivos para el
progresivo cambio de mentalidad que apunta ya en el siglo XV. Los
descubrimientos geográficos ampliaron el mundo conocido.
Invenciones como la imprenta, las armas de fuego,
aumentaron las posibilidades de los hombres en el campo de la
inteligencia,
de los sentidos, del
saber y del arte.

La nueva concepción del
hombre

El hombre del Renacimiento aspiraba a gozar ampliamente
de la vida presente y reclamaba la absoluta libertad de la
razón para buscar la verdad el mejor conocimiento del
hombre y de la naturaleza.
El hombre
renacentista sintió curiosidad por todo y a todo le
aplicó la razón.

Si durante la Edad Media la cultura había sido
teocéntrica, y la teología había ocupado el
interés de los intelectuales,
en la época renacentista el centro e atención es el hombre. Por eso se habla de
cultura antropocéntrica.

En consecuencia, el individualismo, el afán de
gloria y de perfección será la
característica de este período.

Así, de el anonimato medieval y el
espíritu de comunidad, se
pasa al individualismo. Producto de
esto son los numerosos autorretratos, autobiografías y las
firmas de las obras de arte; todo lo que supone la
afirmación de la
personalidad.

El hombre renacentista siente avidez por la belleza y la
perfección.

El retorno a las fuentes
clásicas.

Se considera al mundo clásico grecorromano digno
de admiración, por lo que se busca imitarlos.

Los escritos en latín y griego se difunden en un
afán de reencuentro con la nueva valoración de la
inteligencia del hombre y de su amor a la
naturaleza.

También se valora el canónico equilibrio
entre forma y pensamiento. La literatura y el arte de la
antigüedad clásica grecorromana renacen así
con fuerza.

La nueva ciencia.

El afán de explicar racionalmente todo lo que
rodea al hombre desarrolla una nueva ciencia.

Su máximo representante es Nicolás
Copérnico, quién presentó una teoría
revolucionaria, cuando dijo que no eran los astros quienes
giraban alrededor de la tierra, sino
la tierra y los demás planetas
quienes lo hacían en torno al
sol.

Hubo otros progresos de importancia sobre todo en
anatomía.
Superada la prevención religiosa de trabajar con
cadáveres, se descubrió la circulación
pulmonar.

Los descubrimientos.

A fines del siglo XV, los europeos se lanzan sobre los
mares, hecho trascendental en la historia de la
humanidad.

La ampliación del mundo conocido fue el resultado
de los grandes descubrimientos geográficos llevados a cabo
por portugueses y castellanos.

Hubo motivaciones del orden económico,
psicológico y científico.

El Renacimiento español.

España continúa viviendo un proceso que la
separa del resto de Europa. Hacia finales del siglo XV culmina un
período de más de siete siglos de lucha contra los
moros.

Si bien la Iglesia Católica continúa
ejerciendo poder a través de la inquisición, las
nuevas ideas que se expanden por toda Europa llegan
también a España,
aunque de forma moderada. La literatura de esa época
presenta elementos indicadores
del cambio, tanto en el contenido como en la expresión. La
lírica cortesana y la prosa dan testimonio de esta nueva
actitud.

Biografía

Caballero y poeta español. Nació en
Paredes de Nava (Palencia) en 1440, aunque ni la fecha ni el
lugar de su nacimiento sean datos
absolutamente seguros; algunos
autores consideran que probablemente fue Segura de la Sierra el
lugar de su nacimiento.

Pertenecía a una familia de
antiguo y noble abolengo castellano y era
hijo de don Rodrigo Manrique, maestre de la orden de Santiago,
gran guerrero, político tenaz, noble turbulento, como
todos los de su tiempo. A los
cuatro años perdió a su madre, doña
Mencía de Figueroa, y su padre se volvió a casar
dos años después con doña Beatriz de
Guzmán.

Quince años duró el matrimonio, por
lo que cabe pensar que ella fue, si se dejó, la madre real
del poeta, aunque éste guardara siempre el recuerdo de la
verdadera.

Su boda a los 26 años denota lo identificado que
estaba Jorge Manrique con su familia: en 1469 se casa por tercera
vez su padre con doña Elvira de Castañeda y al
año siguiente, 1470, se casa Jorge con la hermana de su
madrastra, doña Guiomar.

Desde 1465 nos encontramos a Jorge Manrique involucrado
en actividades guerreras; ya entonces participará en la
guerra civil
entre el rey Enrique IV de Castilla y la nobleza.

A la muerte del
rey, en 1474, tomará parte en la guerra civil castellana
entre los partidarios de Juana la Beltraneja, la hija de Enrique
IV, y los de Isabel la Católica, hermanastra del
rey.

Los Manrique estuvieron siempre del lado de Enrique IV
frente a la nobleza y del lado de Isabel frente a su sobrina
Juana. Entre los hechos de armas en los que participó
Jorge Manrique destacan la ocupación de Ciudad Real
(verano de 1475) y la batalla de Uclés (1476).

Ya al final de la guerra civil castellana fue herido en
un enfrentamiento secundario, el asalto al castillo de
Garci-Muñoz, defendido por el marqués de Villena, y
murió el 24 de abril de 1479 en Santa María del
Campo (Cuenca). Jorge Manrique era sobrino de Gómez
Manrique, uno de los hombres más representativos de las
letras castellanas del siglo XV. De Jorge Manrique sólo se
conservan cuarenta y ocho poemas; la
mayoría de los cuales es de tema amoroso, aunque hay
alguno de carácter burlesco. Pero la muerte esencial,
en su vida y en nuestra literatura, se había producido un
año antes, en 1476.

Don Rodrigo, el padre, murió en Ocaña el
11 de noviembre, víctima de un cáncer que le
devoró el rostro. Semejante imagen de las
Postrimerías, medieval hasta la caricatura pero
terriblemente real, marcó indudablemente a Jorge, que
expresó por ello en las Coplas no sólo el
elogio fúnebre a su progenitor sino la
contemplación misma de la vida como bien perecedero y
mortal, del tiempo como víctima del tiempo, de la belleza
como objeto de nostalgia más que de
celebración.

Las Coplas a la muerte del maestre de Santiago don
Rodrigo Manrique su padre son de hondo contenido moral. Si no
fuera por las Coplas, Manrique sería uno más entre
los muchísimos poetas que en el siglo XV cantaban a sus
damas con los tópicos del amor cortés.

Pero la hondura y sinceridad con que el poeta expresa
sus sentimientos ante la brevedad de la vida y la vanidad de las
cosas mundanas, además de la emoción que nos
transmite el elogio fúnebre de su padre, hacen de las
Coplas no sólo la más famosa elegía de la
literatura española sino una de sus cumbres.

Análisis de las coplas

Análisis estructural:

Son XL Coplas escritas en doble sextilla de pié
quebrado. Manrique hace un cambio. Toma una forma de escribir y
la lleva a las coplas.

Cada Copla consta de XII versos, de los cuales son
tetrasílabos el tercero, el sexto, el noveno y el
duodécimo. Los demás versos son octosílabos.
Son versos de arte menor.

La rima es consonante perfecta. Rima el primero con el
cuarto, el segundo con el quinto, el tercero con el sexto, el
séptimo con el décimo, el octavo con el
undécimo y el noveno con el duodécimo. La
fórmula es ABC ABC DEF DEF.

Análisis interno:

En el título nos adelanta que va a tratar, por
eso se dice que es emblemático. Es epónimo, nos
dice a quien se refiere.

Copla I

Recuerde el alma
dormida

El yo lírico comienza hablándole a un
tú, segunda persona del
singular. Ese tú puede ser el lector de su época,
puede ser un pueblo, o podemos ser nosotros hoy.

Comienza la estrofa con un verbo. Nos pide que
recordemos, con el significado de despertar. Hay una antítesis entre
dormida y despierta. El alma dormida es un epíteto. El
alma es una parte el cuerpo, hay una
sinécdoque.

Nos pide que despertemos nuestros sentimientos, nuestra
parte más íntima, el alma.

avive el seso y despierte

El yo lírico comienza haciendo una
exhortación.

La segunda estrofa la comienza también con una
exhortación. Ahora pide que avivemos el seso, que es una
sinécdoque. Tenemos que estar totalmente despiertos, tanto
el alma como nuestros sentidos para escucharlo. Nos hace estar
totalmente concentrados.

contemplando

Tenemos que estar despiertos. Es un gerundio, y
está en presente. Debemos profundizar lo que
contemplamos.

cómo se pasa la vida

Cómo tiene acento. Es enfático.

El yo lírico quiere que nos demos cuenta que la
vida pasa rápido. Es lo que debemos contemplar. Hay un
tópico, Tempus fugit.

cómo se viene la muerte

Hay una anáfora, cómo
cómo.

También hay una antítesis entre vida y
muerte. Quiere que vivamos el hoy, Carpei die. Nos hace pensar y
reflexionar. El yo lírico no está comparando,
está afirmando.

Cómo se pasa, cómo se viene. Es un
paralelismo sintético.

Aparece el tema de la muerte que está en el
título. Muerte es una prosopopeya. Es la muerte quien
viene, cuando la vida va pasando.

tan callando

Es una hipérbole. Esto es lo que quiere que
reflexionemos más, lo que nos dice en los versos
tetrasílabos. La muerte no nos avisa, nos
sorprende.

cuán presto se va el placer

Presto es un epíteto. El placer pasa tan
rápido que no nos damos cuenta.

cómo después de
acordado,

da dolor

Después que el placer pasa, nos provoca dolor.
Está reflexionando con nosotros. No nos damos cuenta del
placer en el momento que lo tenemos, sino que lo añoramos
cuando lo perdemos. Los momentos placenteros de nuestras vidas
son los menos.

cómo, a nuestro parecer

cualquier tiempo pasado

fue mejor.

Al decir nuestro nos incluye, reflexiona con
nosotros.

Nos hace darnos cuenta que el placer se fue muy
rápido. Valoramos las cosas que perdimos solo porque ya no
las tenemos y las añoramos. No confiamos en nuestro
futuro, porque nos produce incertidumbre; y no queremos disfrutar
el hoy.

Los temas de la primer Copla son la vida, la muerte, el
dolor, la alegría, la tristeza, el tiempo que pasa, el
ayer, vivir el hoy.

Copla II

El presente es tan pequeño que se acaba al
instante.

El futuro todavía no llega y es
incierto.

Lo único que tenemos es el pasado.

Copla III

Nuestras vidas son los ríos

El yo lírico comienza aseverando. La estrofa
comienza con un pronombre posesivo, en la primera persona del
plural. Quiere incluirnos a nosotros.

Hay una metáfora en vida y ríos, entre
ambos existe un vínculo.

Nos da idea de movimiento, pues los ríos
están siempre en movimiento y van cambiando. Lo mismo
sucede con nuestra vida. Todos los momentos que vivimos son
distintos, únicos e irrepetibles. La vida constantemente
está pasando.

que van a dar en la mar,

Mar, agua, son
signos de
pureza, de movimiento, de vida. La mar es femenino, es un
sinónimo de vida, de fecundidad.

El yo lírico continúa afirmando. Los
ríos van cambiando a lo largo de su curso en busca de su
destino que es el mar. Lo mismo nos sucede a nosotros. A lo largo
de nuestra vida vamos cambiando buscando nuestro destino, en
forma muchas veces casi inconciente.

que es el morir;

Hay una anáfora en que de la segunda estrofa y
que de la tercer estrofa.

Que es un pronombre relativo. La palabra morir nos da
idea de movimiento, de acción,
al contrario de muerte que da sensación de quietud, de
final.

La mar es el fin de los ríos, su destino, donde
va a morir. Cuando el río llega al mar muere. Lo mismo
sucede con nuestras vidas. Desde que nacemos vamos caminando
hacia la muerte, que es nuestro destino. Morimos un poco cada
día.

Aquí nos damos cuenta que la mar no es
sinónimo de vida, sino que significa la muerte. Hay una
antítesis, entre la, femenino, vida y mar, que aquí
simboliza el morir.

allí van los
señoríos

Allí es un adverbio de lugar. Nos indica que ese
es el lugar de la muerte, donde se va para morir.

Van es un verbo en presente que indica una acción
continua.

Cuando dice señoríos se refiere a las
clases
sociales. La muerte los va a llevar también a ellos,
pues nadie puede escapar.

derechos a se acabar

y consumir;

Señoríos, derechos son
epítetos.

Aunque posean muchos señoríos, van a ir
derecho a la muerte. Su poder y su riqueza se va a acabar cuando
les llegue la hora de morir.

Acabar y consumir son pleonasmos, enfatiza.

El yo lírico ordena las clases sociales de
acuerdo a su época. Si señoríos está
referido a los ríos, son las distintas clases sociales,
los diferentes ríos.

allí los ríos caudales,

La palabra caudal significa poder, dinero. El yo
lírico se está refiriendo a las personas más
ricas, es un paralelismo sintético. Caudales es un
epíteto de ríos.

allí los otros medianos

Allí, allí; hay una anáfora. Se
está refiriendo a la clase media. Comenzó ordenando
las clases sociales por la más alta.

y más chicos,

El yo lírico se está refiriendo a los
más humildes, a los esclavos, a los campesinos, a los
más desprotegidos, a los abandonados.

y llegados, son iguales

Llegados a ese lugar que es la muerte. Frente a ella
toda la humanidad es igual. No hay diferencia de clases sociales
ni de personas. Allí, a ese lugar, vamos a llegar
todos.

los que viven por sus manos

y los ricos.

Hay una antítesis entre las dos últimas
estrofas. Tanto los trabajadores como las personas de las clases
sociales más altas mueren. El yo lírico en esta
copla quiere que reflexionemos sobre la pequeñez de
nuestra vida frente a la muerte, de la cual no nos podemos
escapar. Llega para todos, igualando a toda la
humanidad.

Los temas de la tercer copla son la vida, la muerte, la
igualdad de la
humanidad frete a la muerte.

Coplas IV a VI.

En estas tres coplas el yo lírico se encomienda
solo a Cristo, y nos habla de la vida terrenal y la eterna. Nos
hace reflexionar como debemos comportarnos en esta vida, que
valores y
actitudes
debemos tener, para alcanzar la vida eterna, que es la verdadera
y perdurable.

Coplas VII a XIV.

El tiempo que pasa se apodera de lo que tenemos, de
nuestra belleza, de nuestra juventud, de
nuestra agilidad a medida que nos va legando la vejez.
También perdemos nuestras cosas materiales,
pues la rueda de la fortuna hace que cambie nuestra
situación. La vida pasa muy deprisa y todo lo que poseemos
es temporal. Vuelve a retomar la forma como debemos comportarnos
para alcanzar la vida eterna. LA muerte es irreversible y no nos
permite volver atrás para cambiar lo ya vivido. Debemos
cuidar el alma de la misma forma que lo hacemos con nuestro
cuerpo.

En la copla XIV hace un enlace con la tercer copla, al
decir que todos somos iguales frente a la muerte. En esta copla
la Muerte toma la forma de un personaje, al estar escrita con
mayúscula.

Coplas XV a XXIV.

El yo lírico comienza generalizando sobre
distintos personajes históricos, pero su interés es
acercarnos a la España de su época, al momento
inmediatamente anterior vivido por él.

Ubi sunt? ¿Qué se hicieron, donde
están? Es una pregunta retórica. Están
muertos.

En las siguientes estrofas, al contrario de lo que
venía haciendo, presenta rasgos renacentistas, al hablar
de las cortes, las fiestas, la hermosura de las damas. En la
copla XVII aparece una sinestesia.

En la siguiente copla, vuelve a retomar la fortuna, que
se le mostró contraria a don Enrique.

Todo lo termina la muerte. Los reyes, la nobleza, los
castillos, la riqueza. No repara en edad ni en condición
social.

Coplas XXV a XXXIX

En la copla XXV aparece el padre. En esta primer copla,
lo presenta como una persona amada y respetada por todos, sus
amigos, familia, criados. Es conocido por todos, poseedor de
grandes virtudes morales. Pero también es implacable con
sus enemigos.

En las coplas XXVII y XXVIII Compara a su padre con los
grandes héroes y personajes, atribuyéndole virtudes
que estos poseían.

Nos muestra a su
padre en su juventud. Fue un guerrero que luchó por su rey
y no para su propio provecho. Lo hacía con honradez,
convencido plenamente de sus ideales. Logró obtener
riquezas como recompensa, por la forma como lo veían los
demás, por su honradez y valentía.

Al llegar la vejez fue recompensado alcanzando la
dignidad de la gran Caballería de la Espada.

Luchaba por Enrique IV e Isabel de Castilla.

Después de tanta hazaña, de tantas
batallas ganadas, después de tanto luchar por su rey, vino
la Muerte a buscarlo. Aquí la Muerte es un personaje,
está con mayúscula y entabla un diálogo
con don Rodrigo.

En ese diálogo, la Muerte tiene con don Rodrigo
un trato respetuoso, lo llama buen caballero. Le pide que prepare
su corazón
para el trance que tiene que vivir, que lo que le espera es la
vida eterna.

En la copla XXXV aparece una tercer vida, la de la fama,
reservada a ciertas personas. Esa vida es perecedera para el
hombre que la vive, pero queda en las obras y acontecimientos
históricos que vivió.

Utiliza un lenguaje
guerrero para dirigirse a don Rodrigo, lenguaje cotidiano para
él. Le asegura que por sus gestas heroicas, y por sus
actitudes frente a la vida, tiene ganada la vida
eterna.

En la copla XXXVIII, don Rodrigo le responde a la
Muerte, entablando un diálogo, y apareciendo como
personaje. Le dice que no deben perder más tiempo, que
conciente en morir con voluntad placentera, tranquilo. Se muestra
totalmente medieval, al decirle que no puede ni quiere ir contra
la voluntad de Dios, que eso sería una locura. Luego de
eso, al no tener tiempo para recibir la Unción de los
enfermos, se dirige en una oración a Jesús,
implorándole el perdón por sus pecados.

Copla XL.

Así, con tal entender,

La copla comienza con un adverbio de modo, así.
El yo lírico está afirmando. Así, con todo
el conocimiento. En este momento al final de las coplas, aparece
la referencia al título.

todos sentidos humanos

conservados,

Humanos, conservados, epíteto de sentidos.
Está totalmente lúcido, conciente del trance que
debe vivir. Se encuentra con todos los sentidos humanos
despiertos, tranquilo y sin temor.

cercado de su mujer

y de sus hijos y hermanos

y criados,

Estaba rodeado de todos en su lecho de muerte. El yo
lírico nos presenta un momento íntimo, rodeado de
su familia, ordenados jerárquicamente. Era muy querido,
totalmente humano. EL hecho de que los criados lo estuvieran
rodeando en su lecho de muerte, nos da la pauta que los trataba
con igualdad, considerándolos como parte de su familia. Da
una sensación de paz, de tranquilidad.

dio el alma a quien se la dio

Es una metáfora de la muerte. El alma es una
sinécdoque. A quien se la dio, es una metonimia. Le
entrega su alma a Dios, llegó el momento de la
muerte.

(el cual la dio en el cielo

en su gloria),

El cielo, ubicación de lugar. Consiguió la
vida tercera. Consiguió estar en la Gloria con Dios,
disfrutar la vida eterna.

que aunque la vida perdió,

dejónos harto consuelo

su memoria.

Remata el yo lírico. Aunque, a pesar, nos muestra
un sentimiento de tristeza, de pesadumbre. Al decir
dejónos, incluye a todos los de su época. La
pérdida es de todos, por ser una persona conocida y amada.
Harto consuelo, mucho consuelo, es un epíteto.

El yo lírico acepta resignado la muerte de su
padre. Sabe que llegó a la gloria, y también que
obtuvo la gloria en esta vida, por lo que va a ser siempre
recordado por la gente.

Los temas de esta copla son la familia, la
muerte, la fe, la vida eterna, la paz.

Los temas de las XL son la vida, la muerte, el dolor, la
alegría, la tristeza, el tiempo que pasa, el ayer, vivir
el hoy, la igualdad de la humanidad frete a la muerte, el placer,
la belleza, la juventud, la vejez, la fortuna, la vida eterna, el
infierno, el poder, las gestas, la paz, la fe.

Actitud del enamorado y de don
Rodrigo.

La actitud del enamorado frente a la muerte, es distinta
a la de don Rodrigo. El enamorado le implora que lo deje vivir un
día más. Es joven, está enamorado y quiere
vivir junto a su amada, por eso no teme contradecir la voluntad
de Dios queriendo vivir un día más.

La actitud de don rodrigo es otra. Está apurado
por partir cuando la muerte lo viene a buscar. Ya ha vivido, ha
alcanzado la fama en esta vida, formado su familia. Pero por
sobre todas las cosas, no quiere contradecir la voluntad de Dios.
Si Él le manda la muerte, debe aceptarla de buena
voluntad, pues sabe que le espera la vida eterna, sin dolores y
sin sufrimientos.

¿Es una elegía?

Las coplas no son una elegía, pues una
elegía es una composición poética donde se
lamenta un caso digno de ser llorado. Manrique no llora por la
muerte de su padre, sino que hace un elógio de su padre,
un canto a su vida, haciéndonos reflexionar a los lectores
sobre lo corta que esta es, y como debemos disfrutarla, sobre
todo viviendo el hoy.

Conclusión.

Jorge Manrique fue un hombre que vivió en una
época de transición entre dos culturas, y dos
formas antagónicas de ver la vida. De acuerdo al análisis de las coplas, la mayoría
de sus rasgos son medievales. Estos rasgos se notan en su fe, en
la forma como habla de Dios, su manera de ver la vida, como algo
pasajero, cuando nos dice que debemos ocuparnos más de
cuidar el alma, que nuestro rostro. En esta vida estamos en
tránsito, buscando la vida eterna que es la
verdadera.

De acuerdo a nuestro comportamiento
será el premio que vamos a recibir, o su castigo. Podemos
ser merecedores del paraíso o del infierno. También
lo notamos medieval por su lucha contra los moros, los infieles,
incapaces de reconocer al Dios verdadero.

Otro concepción medieval es la forma como toma la
muerte de su padre, la calma y la confianza que tiene. Para
Manrique, Dios y sus mandamientos están por encima de
todas las cosas.

Como todo hombre de transición, presenta
también rasgos renacentistas. Estos sobresalen cuando se
refiere a la belleza física, las fiestas,
las cortes, las vestimentas de las damas. Todo esto da a entender
que el cambio en la sociedad también le estaba llegando a
él.

Bibliografía :

  • Enciclopedia Estudiantil Tutor, volumen 2
    Editorial Océano, España 1998.
  • Enciclopedia Estudiantil Tutor, volumen 3
    Editorial Océano, España 1998.
  • Enciclopedia La clave del saber, volumen 7
    Editorial Educar Cultural Recreativa Ltda., Bogotá
    1985.
  • Enciclopedia Brújula, Editorial Norma, Colombia
    1999.
  • Enciclopedia Microsoft
    Encarta 2000.
  • Fernández de Yácubsohn, Martha-
    Pagliai, Lucila. Esquemas de Literatura Española e
    Hispanoamericana
    Editorial Kapelusz, Buenos Aires
    1974.
  • Abadie, Sara – Galiana, Maria A. –
    Martino, Aurora – Núñez, Olga –
    Sandrín, Mary – Siniscalco, Cristina. Historia
    Segundo Año C.B.U.,
    Editorial A. Monteverde y Cia.,
    Montevideo 1988.
  • Livacic Gazzano, Ernesto. Poesía
    Selecta
    , Editorial Lord Cochrane S. A., Chile.

María Angélica Barros

Estudio realizado para clase de Literatura, en julio de
2005

Partes: 1, 2
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